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Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen "Jerez-Xérès-Sherry" - "Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda" - "Vinagre de Jerez" |
El Brandy de Jerez es una bebida tremendamente versátil, que puede disfrutarse de muchas formas. Su origen noble y su tradicional proceso de envejecimiento le confieren unas características organolépticas genuinas, que a su vez se expresan de forma sutilmente diferente en cada una de las bodegas y marcas de la Denominación.
Se trata de una bebida con una larga historia y por tanto existe una forma de disfrute más tradicional, en la que el brandy se muestra en toda su plenitud en la copa, ofreciéndonos su extraordinarios colores y matices, sus aromas fragantes y evocadores y su sabor cálido, profundo y lleno de sensaciones.
Pero además, el Brandy de Jerez es una bebida moderna, actual, cuyo disfrute se extiende igualmente a formas de consumo de lo más variadas. Su enorme personalidad brilla en bebidas combinadas y enriquece cócteles de todo tipo, además de crear maridajes fascinantes con determinados platos, por lo que también encuentra un lugar de enorme interés en la gastronomía.
Por tanto, hay múltiples momentos para el Brandy de Jerez y formas diferentes de disfrutarlo en cada uno de ellos, para lo que a continuación le damos algunas recomendaciones.
El Brandy de Jerez es una bebida moderna, actual, cuyo disfrute se extiende igualmente a formas de consumo de lo más variadas-
La copa tradicional para el consumo de Brandy de Jerez es la característica “copa balón”, de amplio cáliz ligeramente cerrado y tallo muy corto. Con una forma abombada que parece haber sido diseñada para que la mano abrace la copa y su contenido. Es importante evitar las copas de este tipo que sean demasiado pequeñas, aunque tampoco son ideales las excesivamente grandes, por lo que recomendamos un contenido aproximado de entre 500 y 750 cl., que nunca debe de llenarse más allá de una quinta parte de su capacidad. Ello nos permitirá mover libremente el brandy por las pareces de la copa, que deben ser de un cristal lo más fino y transparente posible. Tradicionalmente, el límite para el servicio de este tipo de copa lo marca el hecho de que pueda colocarse horizontalmente en la mesa sin que el brandy se derrame.
Este tipo de copa crea una gran superficie de evaporación, y favorece el mantenimiento de una temperatura relativamente alta, al estar el brandy permanentemente “abrazado” por la mano del consumidor. En consecuencia, favorece una expresión intensa de los aromas del brandy, especialmente de los componentes más volátiles, como el propio alcohol.
Si preferimos disfrutar de nuestro Brandy de Jerez a temperatura algo más baja y apreciando los distintos matices aromáticos de forma más sutil, la copa ideal sería aquella con un tallo algo más largo, de forma que pudiera sostenerse sin que nuestra mano tocara el cáliz. Este debería de tener una forma un poco más alargada (tipo catavinos) y preferentemente acabado en su abertura superior con una ligera forma de tulipa.
Naturalmente, el disfrute del Brandy de Jerez debe ajustarse a los gustos del consumidor. Tradicionalmente, el uso de la copa balón se ha asociado a una temperatura cercana a los veinte grados, pues la propia forma de la copa favorece el contacto con la mano y por tanto el mantenimiento de una cierta temperatura. Desde luego desaconsejamos totalmente la antigua costumbre de calentar el brandy mediante pequeños dispositivos de llama o incluso calentando previamente la copa. Esta práctica provoca una descomposición del equilibrio aromático del brandy, al favorecer la evaporación de sus componentes más volátiles e intensificar la sensación alcohólica.
Nuestra recomendación en todo caso es servir el Brandy de Jerez entre 10 y como máximo 15 grados centígrados (50 – 59º F), de modo que la apreciación de sus distintos matices aromáticos y gustativos se produzca de forma armónica. A una temperatura de unos 12º C, y ayudado por un movimiento suave de la copa, el brandy va desplegando todos sus aromas, desde los más volátiles hasta los más sutiles. Posteriormente, tras una entrada suave y amable en boca, irá ganando temperatura para dejarnos una sensación cálida –pero no ardiente– y una expresión de gran intensidad que perdurará en el retrogusto.
El Brandy de Jerez ofrece aromas y sabores intensos que perduran, aunque atenuados, si se sirve sobre hielo. Por tanto, podemos perfectamente disfrutar del brandy en copa balón o en vaso bajo con unos trozos de hielo; preferentemente con cubos muy sólidos que se diluyan lentamente, lo que permitirá refrescar notablemente el brandy y prolongar el disfrute de la copa.
Una posibilidad que cuenta cada vez con mayor número de adeptos es la de disfrutar el Brandy de Jerez a muy baja temperatura, cercana a los cero grados centígrados. Para ello podemos conservar las botellas en el congelador de nuestra nevera, pues su contenido alcohólico evita su congelación. Directamente servido en pequeños vasos o “chupitos”, el Brandy de Jerez se convierte en este caso en un digestivo moderno y desenfadado.
Nuestra recomendación en todo caso es servir el Brandy de Jerez entre 10 y como máximo 15 grados centígrados (50 – 59º F)-
La gastronomía está cambiando y con ese cambio están cayendo, una tras otra, las reglas que obligaban a determinados acompañamientos fijos e inamovibles para los distintos platos. Del “tinto para la carne y blanco para el pescado” hemos pasado a un panorama mucho más libre y por tanto mucho más rico, en el que otros vinos, como el jerez, y otras muchas bebidas, reivindican su protagonismo en la mesa. Y las posibilidades alcanzan de forma especial a la bebida espirituosa que tiene precisamente su origen en el vino: el brandy.
Cada vez son más los chefs que proponen creaciones culinarias que alcanzan su máxima expresión gastronómica en compañía del Brandy de Jerez; y ello aprovechando las posibilidades que ofrece su amplia gama de estilos, dependiendo de los distintos niveles de vejez y de los envinados de las barricas de envejecimiento, en función de los vinos de jerez que hayan contenido previamente. En todo caso, aquí nos referiremos tan sólo a dos posibilidades tan simples como maravillosamente armónicas:
Cada vez son más los chefs que proponen creaciones culinarias que alcanzan su máxima expresión gastronómica en compañía del Brandy de Jerez-
Desde las fórmulas clásicas hasta las creaciones más vanguardistas, el brandy de Jerez constituye un instrumento de incalculable valor para los “mixologistas” de todo el mundo. Su carácter intenso y personal, junto con la amplia gama de marcas en las que encontramos matices enormemente variados proporcionan una base para cócteles de todo tipo: long drinks, de aperitivo, digestivos, etc.
Los combinados son una de las opciones más populares para el consumo del Brandy de Jerez. Con un refresco de cola, ginger-ale, zumos de fruta o agua tónica. Cualquiera que sea la bebida refrescante favorita, la calidad y la personalidad del brandy proporcionan el contrapunto ideal para, en combinación con hielo, crear los mejores combinados.
Naturalmente, no podemos dejar de mencionar en este apartado una de las formas más castizas y creativas de disfrutar del brandy de Jerez: el popular “carajillo”, en el que el brandy se mezcla con un buen café solo, ya sea caliente en taza o frío con hielo, para proporcionarnos sensaciones tan deliciosas como sorprendentes.
Finalmente, el Brandy de Jerez es utilizado también frecuentemente en la cocina: y no sólo para el tradicional flambeado, sino también como ingrediente en recetas de todo tipo, proporcionando a los platos ese componente “mágico” que los eleva a niveles de exquisitez.
Pocos placeres mayores para un buen fumador de puros que acompañar su cigarro favorito con una copa de Brandy de Jerez. También en este caso, los distintos estilos de Brandy de Jerez, más o menos secos y con distintos estilos de crianza, dependiendo del envinado de las barricas utilizadas, nos proporcionan diferentes “maridajes” para los distintos tipos de cigarros, según el origen del tabaco y la vitola.